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En boga con el verde

En toda Florida, los propietarios de pequeños negocios se unen a la tendencia ambientalista reciclando, disminuyendo el consumo de agua y energía y controlando los desperdicios. Algunos han rediseñado sus prácticas de negocio para cumplir con los nuevos mandatos reguladores que se orientan a la conservación. Otros se presentan con orgullo como la alternativa ambientalista ondeando la bandera de “Salvemos el Planeta” para distinguirse en un mercado abarrotado. Aunque no existe una definición exacta ni una clasificación industrial para las “empresas verdes”, a continuación se presentan algunos de los negocios de Florida que llevan a cabo negocios a lo verde.

Pizza Fusion - Fort Lauderdale

Pizza Fusion
Vaughn Lazar, director ejecutivo de Pizza Fusion (desde la izquierda), Michael Gordon, director operativo, y Randy Romano, vicepresidente de desarrollo de franquicias, integran productos orgánicos a todos los aspectos del negocio.
[Photo: Eileen Escarda]

Podría ser el lema perfecto de la generación X: “Salvando al planeta, una pizza a la vez”. Ése es tanto el eslogan de Pizza Fusion, con sede en Fort Lauderdale, como la filosofía personal de sus cofundadores, Vaughn Lazar y Michael Gordon, que se encuentran en sus 30.

“En realidad, queríamos crear algo que marcara la diferencia”, dice Lazar, 35, quien dejó una carrera en publicidad y diseño gráfico para lanzar la compañía hace dos años. Gordon, 32, trabajaba en bienes raíces y gerencia de propiedades.

Aburridos de sus carreras, Lazar y Gordon, que se conocieron cuando eran estudiantes de nivel subgraduado en la Florida Atlantic University, en Boca Raton, prometieron establecer un pequeño negocio que tuviera conciencia social. Emprendieron la tarea en reversa, según Lazar, trazando los planos de los objetivos corporativos: buenos beneficios para los empleados, uso eficiente de la energía, sustentabilidad ambiental, participación en la comunidad. “Y después pensamos: ‘¿Por qué no pizza?’ ”, dice Lazar. “Nos pareció que la comida sería una excelente manera para llegar a la gente”.

El plan de negocios era modesto: comenzar con un poco de dinero que habían recaudado para abrir un solo restaurante que se distinguiera por usar ingredientes orgánicos y vehículos híbridos para las entregas. Cuando el restaurante abrió en Deerfield Beach, en febrero de 2006, la recepción fue fenomenal y, en poco tiempo, los socios habían comenzado a evaluar ofertas de franquicias. “No lo esperábamos”, dice Lazar.

A principios de marzo, ya había cuatro restaurantes abiertos; se espera que abran diez más dentro de un año y los socios ya han firmado contratos para abrir cincuenta y tres unidades de franquicias en diez estados. La compañía, que tiene 12 empleados, cobra honorarios de franquicia de $30,000 más un 5% en regalías por todas las ventas.

Las reacciones y los comentarios con respecto a sus prácticas de beneficio para el ambiente han ayudado a fomentar otras medidas verdes, tales como el uso de cajas de pizza biodegradables, enseres de economía energética y materiales de construcción reciclados.

Los ingredientes orgánicos de venta al por mayor cuestan de un 20% a un 30% más que los no orgánicos; las prácticas de construcción verde añaden aproximadamente un 10% a los costos de construcción. La compañía ha sido cuidadosa al seleccionar localidades donde los clientes estén dispuestos a pagar un poco más por su comida. Lazar admite que practica una forma de investigación del mercado que depende poco de la tecnología y tiene un bajo costo: dirigirse a comunidades cercanas a tiendas de alimentos integrales y otros tipos de tiendas de alimentos para clientes adinerados. Ha rechazado ofertas de localidades que no parecen adecuadas.

“Las personas tienen que estar dispuestas a pagar un poco más”, dice Lazar. “Pero, a fin de cuentas, si no preparamos una buena pizza, fracasaremos en un abrir y cerrar de ojos”.

Clark Environmental - Mulberry

Beth Clark
El negocio de Beth Clark, en Mulberry, utiliza la tecnología térmica para procesar el lodo a base de petróleo. [Photo: Jeffrey Camp]
Limpiar el lodo a base de petróleo no es un negocio glamoroso. Pero, ya que hay miles de tanques subterráneos de gasolina en la región central de Florida y extensiones de suelos contaminados con combustibles y otras sustancias no peligrosas a lo largo de las carreteras, hay muchos desperdicios que limpiar.

Beth Clark, 52, presidente de Clark Environmental, abrió la compañía en Mulberry con su esposo, Jim, 56, en 1991. Ha sido un camino difícil, que ha atravesado dos periodos en los cuales la pareja casi pierde la compañía debido a la competencia y a un retraso en la apertura de las modernas instalaciones de tratamiento térmico en 2004, que tuvieron un costo de $2 millones.

Sin embargo, desd que la planta de tratamiento térmico que procesa setenta y cinco toneladas por hora a altas temperaturas comenzó a operar, los negocios han cobrado vida. El impulso tras las tareas de limpieza se debe, en parte, a un estatuto de Florida que ordena, a las gasolineras, que cambien sus tanques antes del año 2009. Además de los residuos de petróleo de los tanques de gasolineras y los suelos contaminados a lo largo de carreteras, Clark Environmental ha trabajado con desarrolladores para limpiar áreas de construcción y con compañías de energía eléctrica para limpiar áreas alrededor de transformadores que han recibido impactos de rayos. La compañía también se prepara para trabajar con el alquitrán de hulla que se encuentra en los suelos.

El tratamiento del lodo comienza con la separación de los líquidos y los sólidos en las instalaciones convencionales procesadoras de desperdicios de Clark Environmental. Los sólidos pasan por un procesamiento térmico, que incluye un minucioso proceso de calentamiento e incineración. El residuo final, conocido como “relleno limpio”, se vende para proyectos de construcción de carreteras y de estructuras comerciales.

La compañía también recorre todo el estado para recoger contenedores de materiales peligrosos y de materiales no peligrosos y ofrece servicios de manejo de desperdicios peligrosos. En 2007, Clark Environmental, que tiene 26 empleados, alcanzó los $7 millones en ventas por primera vez y, este año, Beth espera que esa cifra aumente a pesar de la recesión. “En realidad nos va bastante bien”, dice. “Parece que todo marcha bien”.

Green Tee Clothing Company - Miami

Danny Leder and Jose Beguiristain
Danny Leder (izquierda) y José Beguiristain diseñan y confeccionan camisetas de algodón cultivado por medios orgánicos. [Photo: Daniel Portnoy]

José Beguiristain sueña con producir camisetas de materiales orgánicos a las masas por un costo de $3 aproximadamente. Por ahora, promueve las piezas estilizadas de su compañía, Green Tee Clothing Company, que se venden por unos $30 al detal. “Queremos que todo el mundo pueda adquirir nuestras piezas de ropa orgánicas”, dice Beguiristain. “De eso se trata precisamente el movimiento ambientalista”.

Beguiristain, un veterano de la industria de la ropa en Miami, unió fuerzas con Danny Leder, diseñador, para producir y distribuir camisetas de algodón y bambú cultivados por medios orgánicos y venderlas bien por debajo del precio de $80 a $100 que cobran en muchas boutiques. Los socios ven su colaboración como el “matrimonio perfecto”. Leder combina su experiencia en el diseño de ropa con la capacidad de producción de Beguiristain, cuya compañía principal, B-Line Apparel, suple camisetas de marca corporativa a clientes grandes, como Bacardí, Progressive Insurance y Royal Caribbean International. Las instalaciones de B-Line en Miami pueden producir hasta 20,000 camisetas en un día. (Las ventas anuales son de $7 millones aproximadamente).

El algodón y el bambú orgánicos, que se importa de India y de Turquía, se cultiva sin pesticidas, fertilizadores y otros químicos. El costo de la materia prima es de un 30% a un 40% más alto. Además, otras prácticas que benefician el ambiente, como utilizar pinturas a base de agua para los estampados y exigir mejores condiciones de empleo para los trabajadores en el extranjero, aumentan más los costos de producción. “Cuando uno se une al movimiento ambientalista, se da cuenta de que hay muchas otras cosas que puede hacer mejor”, dice Leder.

Por ahora, la línea de Green Tee está a la venta en boutiques de ropa moderna, como Urban Outfitters, BASE y Fred Segal. Se espera que la compañía, que comenzó a operar a finales de 2007 y que incluye a otra persona en el área de diseño además de Beguiristain y Leder, supere los $500,000 en ventas en su primer año. Según aumente la demanda de la ropa orgánica de ésta y otras líneas, las prácticas agrícolas se adaptarán, los costos de producción disminuirán y los consumidores contarán con una gama de opciones de ropa orgánica más amplia y más económica. “Cuando los precios bajan, todos ganamos” dice Beguiristain.

Marpan Recycling - Tallahassee

Ken Williams
Kim Williams convierte los escombros de las construcciones en materiales reusables.
[Photo: Ray Stanyard]
Según crecen los vertederos, también aumenta el costo de depositar materiales en ellos. “Parece un desperdicio tan grande”, dice Kim Williams, presidente y socia mayoritaria de Marpan Supply, de Tallahassee, cuya subsidiaria integral, Marpan Recycling, comenzó a operar en marzo y procesa escombros de construcciones y demoliciones para convertirlos en materiales reusables.

“Sentí que era lo correcto”, dice Williams, quien promueve, además, las prácticas comerciales verdes como miembro fundador del grupo sin fines de lucro Sustainable Tallahassee. “Es una práctica que tiene sentido en los negocios”.

El condado de Leon cobra $36 por tonelada para depositar desperdicios en su vertedero; Marpan Recycling cobra $34 y espera revender el 75% de los escombros procesados como cartón en bruto, acero, tejadas de asfalto, piedras y otros materiales.

La planta de $5.5 millones puede procesar hasta 500 toneladas de escombros al día y opera unos 309 días al año. Williams, 56, espera ingresos de $2 millones a $3 millones en el primer año, pero si la planta opera a capacidad, con unos 20 empleados, debe generar más de $5 millones. Marpan Supply, la compañía matriz, que acarrea escombros de clientes comerciales, será el cliente más grande de la planta, ya que pagó más de $1 millón el año pasado en cargos de vertederos solamente.

La moderna planta clasifica, tritura y compacta los materiales reusables para el envío. Como regla general, las plantas de reciclaje son rentables si devuelven un 50% de los escombros al mercado como materiales reusables. Para alcanzar el objetivo del 75%, Williams visitó plantas similares en Europa, que está mucho más avanzada que Estados Unidos en lo que se refiere a la tecnología de reciclaje debido a los costos más altos de la energía y los materiales.

“Hoy día, todos los funcionarios del sector del manejo de desperdicios hablan del reciclaje y de ser más eficientes y más conscientes en lo que se refiere al consumo de energía”, dice Williams. “Y nuestro lema refleja esa realidad: Más rápido, más barato, más limpio y más verde”.